30.11.05

Cae la noche. Un chico... (Jack Kerouac)

Cae la noche. Un chico
persigue panaderos
con un palo.

28.11.05

Propaganda

El próximo miércoles 30 de noviembre a las 20:30hs, en la librería Prometeo, sita en Honduras 4912 de la Ciudad de Buenos Aires, en el marco de las lecturas organizadas por el Círculo de Poesía, debuto ante el micrófono. Hay vino gratis (siempre es importante), y les prometo no aburrirlos mucho (o aburrirlos poco). Aunque no sé muy bien quiénes son todos (¡¿?!) -o mejor: si es que habrá alguien-, quedan todos invitados.

26.11.05

Uno de César Mermet

REVERENCIA A ORFEO



Hay una raza oblicua de cantores urgidos
por escuchar el coro que su nombre clame
y ver su monumento con segura certeza.
No es la confianza la invisible matrona que los guarda
desde su inquieta cuna; no prescinden, no esperan,
y en vez de fe tienen argucias, comprobada creencia
en mecánica y facticia causación de su hora;
aquella que por gravitación natural del madurado canto
debiera procurarles fruto dulce siempre,
mas jamás tardío, porque anticipadamente goza y sabe
quien cabal segregó su honrada perla,
o talló su diamante en la hora del prolijo desvelo,
y en su Horacio aprendió severa temperancia y orgullosa espera,
que en el inevitable día un trozo de su canto
surgirá oportuno cualquiera fuese la hora, el mes, el siglo,
como tableta babilónica
de cuneiformes huellas prietas como si pájaros fabuladores
en barro caminado hubieran su Gilgamesh invicto
también para la muerte,
puesto que aquí resuena su enmudecido nombre
en cuanto un hombre de pasión y paciencia
cava olvido, para reconocerse en sus ancestros.

Hay cantores que tienen oportuno el rapto
inevitablemente, como otros triste el vino;
y otros que estadísticamente aman al prójimo
en edición puntual, de oral o escrita arenga;
quien más tiene la elocuencia, pronta y pública, de maldecir la falta
de alegría y justicia, que vocación discreta
por conquistar ardua alegría por lo pronto,
y luego generosidad de su alegría
y brazo y reflexión constantes, firmes,
para hacer en relegadas filas anónima justicia
con constructores, no con destructores.
Hay quien histriónica recitación vocea,
eficaces y efímeros entusiasmo y embriaguez procuran,
y excesiva modestia los lleva a trocar prestos
la innominada perduración de sus canciones
por la frágil memoria de su nombre.
Sólo aquel que se crea, puede y quiere creación,
no manifiesto, y sólo aquel que habla consigo
dialoga de verdad, mas quien dialoga, dialogará con muchos todos
poco a poco, ya que hay tanto tiempo para los hombres.
Sólo aquel que ama algo y alguien, aquí, ahora, ama al prójimo
como congregación de únicos, y no como la conjugada cifra magna
que el deshonesto canto invoca y suscita
con efusión abstracta y espectral caridad.
Sólo aquel que se transforma en laboriosa
o en gozosa, doliente, amante alquimia,
es capaz de cambiar -mas no él, sino su gramo escaso
de canción viviente- amor, gozo y dolor,
de aquel tal vez nacido, o quizá venidero semejante.

No prediques, cantor,
no montes publicitaria maquinara de eficaces y litigantes odios,
sé cantor y canta, sé ante todo,
y tu voz fundará invisible orden primero,
y luego el peso inerte de la imperfecta tierra
será de enérgica luz aligerado.

Entre tanto, reverencia a Orfeo, o desafíalo, pero recuérdalo,
haz que los animales hablen humano, solidario verbo,
y que las piedras sientan; mas la roca y la fauna
están no sólo entre los ignominiosos dominantes,
sino también en la servil multitud enajenada
que tu canto escucha y memoriza;
a que tu voz impúdica enardece,
halaga, corrobora, y tal vez obedece, finalmente.

Destilar tu lentísima perla,
engendrar un aro nuevo en tu viva madera, año por año,
añejar tu vino, después de acodo, riego,
cosecha y doloroso lagar,
y secreto oscuro en honda y fresca sombra y serena clausura,
ése es tu asunto.
Llegar a seca caridad no complaciente ni conmiserativa
sino eficaz, y olvidadiza, como de otro,
escuchar al transparente Mozart
una vez cada tanta tentación al júbilo estridente
o a la lamentación furiosa;
eso te pido, no te incito, te ruego.
Y no porque de ti se cuente la ardua hazaña mañana,
sino para que feliz cumplas
con ser aquello que tu índole marcaba,
haciendo don de ti a tu don
y haciendo de tu cantante don
no solamente obra conclusa,
sino creadora de tu ser interminable,
de cuyo escaso gramo de oro cierto,
un verso breve,
misterioso fragmento por mutilado hermoso y recordado,
se salvará de tanto vano diario,
diligente verso puesto al día,
y tanta noticiosa y rugidora oda.
Dios del todo te deje, para que te encuentres,
poeta, hermano, caído, semejante.
Y encarne en sangre real
tu desencarnada y desesperada necesidad de amor,
única verdad de tus apocalípticas
predicaciones de profeta perdido.

24.11.05

Cómo la poesía llega a mí (Gary Snyder)

Se acerca dando tumbos por las
rocas de noche, se queda
temerosa donde el
fogón no alcanza a iluminar
voy a su encuentro al
filo de la luz

21.11.05

El enlace (James Laughlin)

El dormirse en los brazos
de alguien que se ama

tiene algo de sagrado:
algo que sobrevive

de un rito primitivo
es más que acurrucarse

como los animales
en días de tormenta

es un cuerpo un santuario
para el otro: el enla-

ce es un pacto de cara
hacia el futuro una alianza

que no debe romperse
ahora entra en contacto

la sangre con la sangre
y la respiración

con la respiración
como si fueran manos

tocándose, estrechándose.

13.11.05

Uno de Fabián Casas

UN PLÁSTICO TRANSPARENTE



Abrí la puerta y te estabas bañando.
Los vidrios empañados, el ruido del agua
detrás de las cortinas,
las cosas esenciales instaladas
fuera de la razón.
Me llamaste, acercaste la cara
y nos besamos a través del plástico
transparente: fue un instante.
Las parejas y las revistas literarias
duran casi siempre dos números.
Sin embargo, de a poco,
le fuimos ganado terreno al río:
días interminables en los que el caos
tomaba tu forma para envolverme mejor.

8.11.05

Uno de Oscar Hahn

ADOLFO HITLER MEDITA EN EL PROBLEMA JUDÍO



Toma este matamoscas y extermina a los ángeles,
después con grandes uñas arráncales las alas.

Ya veo sus muñones, ya los veo arrastrarse:
desesperadamente tratan de alzar el vuelo.

Toma este insecticida. Oigo sus toses blancas
prenderse y apagarse. Una puesta de sol
o una puesta de ángeles es lo mismo sin duda
porque la noche ahora levanta su joroba
y ellos se van hundiendo lentamente en el suelo.

Levanta el pie despacio. Así mismo. Tritúralos.
Que les saquen las plumas con agua hirviendo y pongan
esos cuerpos desnudos en las fiambrerías.

Ahora me van pasando sudarios de juguete
y ataúdes con cuerda. Ahora me van pasando
las cruces más pequeñas, para que se entretengan
los infantes difuntos. Pásame el insectario,
los alfileres negros. Toma este matamoscas
y extermina a los ángeles.

7.11.05

Uno de Eduardo Lizalde

Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses...



Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses,
que se pierda
tanto increíble amor.
Que nada quede, amigos,
de esos mares de amor,
de estas verduras pobres de las eras
que las vacas devoran
lamiendo el otro lado del césped,
lanzando a nuestros pastos
las manadas de hidras y langostas
de sus lenguas calientes.

Como si el verde pasto celestial,
el mismo océano, salado como arenque,
hirvieran.
Que tanto y tanto amor
y tanto vuelo entre unos cuerpos
al abordaje apenas de su lecho, se desplome.

Que una sola munición de estaño luminoso,
una bala pequeña,
un perdigón inocuo para un pato,
derrumbe al mismo tiempo todas las bandadas
y desgarre el cielo con sus plumas.

Que el oro mismo estalle sin motivo.
Que un amor capaz de convertir al sapo en rosa
se destroce.

Que tanto y tanto, una vez más, y tanto,
tanto imposible amor inexpresable,
nos vuelva tontos, monos sin sentido.

Que tanto amor queme sus naves
antes de llegar a tierra.

Es esto, dioses, poderosos amigos, perros,
niños, animales domésticos, señores,
lo que duele.

2.11.05

Que sea éste el verso (Philip Larkin)

Mamá y papá te cagan bien, los dos,
quizás es sin querer, pero así es,
te cargan con sus faltas, ya lo ves,
y agregan otras sólo para vos.

A ellos los cagaron, tiempo atrás,
carcamanes que, adusta la expresión,
cuando no estaban dando algún sermón,
peleaban entre sí hasta no dar más.

El hombre lega al hombre más dolor
que crece en proporción exponencial.
Salvate mientras puedas de ese mal:
no tengas hijos propios, por favor.

1.11.05

Uno de Martín Rodríguez

ORACIÓN



por un sueño en pañales,
por un pañal con el puño,
endureciendo, endureciendo ahí,
por un paño tibio en el sueño
que revele
del pañal cagado una paloma, blanca, luminosa,
con su puño aferrado
a lo que todavía no existe,
con el mensaje del sexo en los labios,

por un pañal con alas que trae del cielo
los huevitos,
el ovario, el melón, la mamadera tibia, los anillos