29.12.05

Jueves

A mitad de camino entre la célula y la idea
el jueves precipita su figura.

Habría que no ver pero se mira: el ojo ciego
es tubo, paladar, fisonomía: es cuenca laxa,
abrirse que se amolda en negativo en el espejo.

Mirándose hacia abajo hay un espejo de agua.
Mirando hacia adelante hay una placa de miembros.

A mitad de camino entre la piel y el paño vivo
el jueves precipita su resaca.

Habría que no oír pero se oye: un aforismo
se forma y se deshace en medio labio: es puro sueño,
una vivienda amplia, un horizonte muy delgado.

Un quicio celular, bien que sería un quicio.
Un paño el paladar, bien que sería un paño.

Simposio celular, tres veces jueves,
paladar a mitad de su camino en el vacío de la boca,
al jueves sobra un hueco para verse.

27.12.05

Martes

Y el cuerpo en el final se subordina,
pero no cesa. Es martes, sí, eso es un dato.
Así, no informa, ya: derrapa en negativo.
No es que no pueda verse al fin, es que no quiere.

Y el cuerpo al fin se determina a un centro.
Encuentra una conciencia exterior a los miembros.
Así, no esparce ya una piel difusa. Piensa.
No es que no quiera continuar, es que no puede.

Ni habría que menguar ni no se mengua.
Con furia que a otro lado apunta, el martes sigue
y encuentra a su silueta un poco timorata:
no es ganas de no ver, es no reconocerse.

El martes se revuelca en su aforismo.

26.12.05

Lunes

Al lunes falta un lente de contacto
para ver bien o verse.

Al resto sobra nada. Queda el dejo
insulso de la barba en miniatura.

Habría que medrar y no se mengua
-el lunes se ve doble-;
habría que menguar y no se medra.

Es hora del trabajo. La sinapsis
quiere ver bien y verse.

Al resto falta poco. Sobra el nervio
que suba silencioso, si antes baja.

Corre con gusto, el lunes, con paciencia,
cambiándose tensión por insistencia.

Al lunes falta poco para verse.

25.12.05

Domingo

Domingo. Día de una abulia aséptica
que fuera por sí mismo recogiendo,
en terrones, con una sola mano.

Es tanta la desidia que parece
apilarse, anécdota en anécdota,
mojando el paladar con la garganta.

Hay que menguar, parece. Sí que habría.

Es elocuencia, sí. Puede sentirse
en el mentón un pasto milimétrico
medrando ascensional, a la mejilla.

Sube seco, el domingo: desfilando
a caballo, orgulloso en su insistencia,
mirándose feliz de tan incómodo.

Es elocuencia, sí. Sí que lo fuera.

Dispuesto en una pila de terrones
equivoca el azúcar por la piedra
y el agua almibarada por el barro.

Pasa, y se hincha. Es domingo, en tres copias:
mezclando tierra con azúcar y agua,
es elocuencia, sí, disuelta en ripio.

24.12.05

Romero (Marianne Moore)

La Belleza y el hijo de la Belleza y el romero
–en suma: Venus y Amor, su hijo–,
se supone nacidos del océano,
en Navidad, en mutua compañía
tejen una guirnalda festiva
aunque no siempre de romero –

desde que voló a Egipto, florece indiferente.
Con hojas como lanzas, verdes, pero plateadas por debajo
las flores –blancas originalmente–
se volvieron azules. La hierba del recuerdo,
que imita el manto azul de la Virgen María,
no es demasiado legendaria

para dar flores que a la vez son símbolo y aroma penetrante.
Tras brotar de las rocas junto al mar,
la estatura de Cristo a los treinta y tres años,
se nutre del rocío y con la abeja
“habla un lenguaje mudo”; en realidad
es una especie de árbol navideño.

23.12.05

Uno de Diana Bellessi

MANTRA DE PRIMAVERA



Esos pájaros en canon
esa brisa que murmura
esos follajes nacientes
esos álamos y robles
esos fresnos esos plátanos

como es tanto mejor nada

y esa gran enredadera
y otra y otra más y otra allá
esos lirios amarillos
esas calas y los rojos
plumerillos las coronas
y las copas los jazmnes
y las rosas los gigantes
y los yuyos diminutos

como es tanto mejor nada

los racimos engamados
las aisladas las palmadas
las compuestas y las simples
los vacíos conseguidos
o las sombras en los huecos

como es tanto mejor nada

o el detalle primoroso
o el conjunto un imposible
o lo lleno lo tan lleno
en avalancha que no deja
en plano verde salpicado
en las motas irisadas
en el aire y como es tanto

mejor nada mejor nada

22.12.05

Descalza (Anne Sexton)

Amarme sin zapatos
significa amar mis piernas largas y bronceadas,
queridas mías, buenas como cucharas;
y mis pies, estos dos chicos
que se escaparon a jugar desnudos. Intrincados nudos,
mis dedos. Libres ya de sujeción.
Y todavía más, miren las uñas y
cada una de las diez etapas, tubérculo a tubérculo.
Vehementes y alocados, todos ellos, este cerdito
fue al mercado y este otro se
quedó. Largas piernas bronceadas, y largos y bronceados dedos.
Más arriba, cariño, la mujer
confiesa sus secretos, pequeñas casas
y pequeñas lenguas que te lo cuentan todo.

No hay nadie más que vos y yo
en esta casa en la península.
El mar lleva un cencerro en el ombligo
y yo soy tu sirvienta descalza
por una semana entera. ¿Querés un poco de salame?
No. ¿Querés un whisky, a lo mejor?
Tampoco. Vos no sos de tomar. Vos
me tomás a mí. Las gaviotas persiguen a los peces
gritando como chicos de tres años.
Las olas son narcóticas, me llaman
Yo soy, yo soy, yo soy
toda la noche. Descalza
te camino por la espalda.
A la mañana corro por la cabaña,
de una puerta a otra, jugando a perseguirnos.
Ahora me agarrás por los tobillos.
Ahora vas trepando por mis piernas
hasta que atravesás la marca de mi anhelo.

20.12.05

Martes

a Cleo, gato adorado, in memoriam.

Ya no habrá más el hueco tibio entre las sábanas:
que sea el paladar -ya no va a haber- el que se quede hueco.

El martes no debiera decir mucho.

19.12.05

Ay, papá, no me retes (Madonna)

No sé cómo te pueda caer esto,
yo siempre fui la nena de papá,
pero va siendo hora de aceptarlo:
ya no soy una nena.

Vos siempre me dijiste lo que hacer,
sé fuerte, por favor, te necesito:
quizás aún sea chica en mi interior
pero sé lo que digo.

Con ése, del que siempre hablabas mal,
y decías que no era para mí
tenemos un problema... Sí, es seguro.
Por favor, ayudame.

Ay, papá, no me retes, ¿no ves cómo me siento?
Ay, papá, no me retes, que no puedo dormir.
Pero cambié de idea, y lo voy a tener.
Voy a tener a mi bebé, papá.

Me dice que nos vamos a casar,
que podemos formar una familia.
A lo mejor nos sale bien. No sé.
Va a ser un sacrificio.

Mis amigas me dicen, no lo tengas.
Me dicen, sos muy chica para eso.
Necesito un consejo, por favor.

Ay, papá, no me retes, ¿no ves cómo me siento?
Ay, papá, no me retes, que no puedo dormir.
Pero cambié de idea, y lo voy a tener.
Voy a tener a mi bebé, papá.
Ay, si vieras, papá, cómo me cuida,
nos darías tu apoyo, estoy segura,
yo lo amo y él me ama. ¡Por favor!

Ay, papá, no me retes, ¿no ves cómo me siento?
Ay, papá, no me retes, que no puedo dormir.
Pero cambié de idea, y lo voy a tener.
Voy a tener a mi bebé, papá.
Voy a tener a mi bebé, papá,
no dejes de quererme, por favor,
voy a tener a mi bebé, papá.

18.12.05

Uno de Mario Montalbetti

E



ezequiel es un buen nombre pero debió ser desierto
y no profeta

buscando visiones como turista tras un souvenir

ya que tenemos ojos
suponemos que hay algo que ver

pero no hay nada que ver

o lo que tenemos que ver
no se ve con los ojos

por eso si lo ves mátalo
si me ves mátalo

si te ves en el espejo
y te reconoces

anda por una cuerda y verás por fin
que lo que querías ver no tiene forma

ni color ni número

17.12.05

Sábado

Sábado es sábado, día de mella.

Tras la tarea cumplida florece
en grageas la planta del estómago.

Todo está hecho, sí, pero no evita
que el momento después haga su mengua.

Hay que medrar, parece. Sí que habría.

Con esa languidez floral, con ese
ardor del estar blando y detenido.

Todo está hecho, sí, bien que estaría.

16.12.05

Viernes

El jueves separó, sí, la comida
con el ceceo de un cuchillo exacto.

Cierto. El almuerzo, atrás, el mediodía,
se entibian, dos sin hambre, diferidos.

Estas manos son hábiles, son torpes.
¿Qué es lo que pudo pasar al estómago?

Suena limpio: es cierto, y sosegado.
La epidermis recuerda aún la ducha.

Sí, son tibias, es así, sí que pudo.
Cubriera el asco algún placebo de la calma.

15.12.05

Pintura negra (The Rolling Stones)

Veo una puerta roja, y me dan ganas
de pintarla de negro. Basta ya
de colores, que sea todo negro.
Veo a las chicas que andan por la calle,
vestidas con sus ropas de verano,
y tengo que mirar para otro lado
hasta que se disipe esa negrura.
Veo una hilera de autos, todos negros
con flores tenebrosas, y el oscuro
amor que a mí ya nunca volverá.
Veo cómo dan vuelta la cabeza
y apartan la mirada hacia otro lado
como un bebé recién nacido: pasa
todos los días. Miro en mi interior
y veo que mi corazón es negro.
Veo mi puerta roja y ahora es negra.
Quizás desaparezca, y ya no tenga
que enfrentarme a la cruda realidad.
No es fácil afrontarla cuando todo
tu mundo es negro. Nunca más mi océano
verde se va a teñir de azul profundo.
Yo no pude prever que a vos también
te ocurriría esto. Si mis ojos
miran el sol poniente con fijeza
mi amor se reirá conmigo antes
de la llegada del amanecer.
Veo una puerta roja y me dan ganas
de pintarla de negro. Basta ya
de colores, que sea todo negro.
Veo a las chicas que andan por la calle,
vestidas con sus ropas de verano,
y tengo que mirar para otro lado
hasta que se disipe esa negrura.
Quiero ver todo negro, negro, negro.
Negro como la noche y el carbón.
Quiero que un manchón negro cubra el sol,
quiero verlo pintado todo negro.

13.12.05

Martes

Martes. Navaja postergada.
Garganta parloteando sin catarro.

Cruje. Aviso de escoliosis.
Resuena la canción de la dispepsia.

Se hincha. Y pasa. Es miércoles:
seco, de puro calendario, el día.

No hubo coito, no, no hubo. El martes
es feliz, derrapado de cansancio.

Hubo coito que dice que no hubo.

12.12.05

Uno de Pedro Mairal

PARA LEER DE ABAJO HACIA ARRIBA



la rosa
que es
la palabra más alta
en la última palabra
palabras que se juntan
perfume suavidad
rodeados de color rocío planta
ser pétalos y pétalos y pétalos
que puede despertarse hasta ser muchas
como explosión dormida
aparece el sonido florido de pimpollo
y en la punta más verde de la palabra tallo
dice tallo y hojitas
y sol y viento y agua
rodeado de palabras como oxígeno
y dice brote y muere y ese brote
la palabra semilla se me abre
en la noche cerrada bajo tierra
tapada bajo todo el diccionario
tengo una diminuta que es semilla
y en el medio de todas las palabras
domingo llave lápiz cable diente
palabras como frío sombra piso
tengo un silencio lleno de palabras

10.12.05

La llegada de la luz (Mark Strand)

Mejor tarde que nunca:
la llegada del amor, la llegada de la luz.
Te despertás y hay velas ya encendidas,
los astros se conflagran, los sueños se derraman en tu almohada
y envían cálidos aromas de aire.
Mejor tarde que nunca, cada hueso del cuerpo resplandece
y el polvo de mañana destella en el aliento.

8.12.05

Jueves

Jueves. Un día de oro con la punta roma.

En canto vivo o paño duro, que la casa
estrecha entre los pectorales
abra una celosía al corazón.

Jueves. Un día de oro con la punta tonta.

Que el espolón del antebrazo marque
donde el pulgar quiso borrar.

7.12.05

Uno de Oliverio Girondo

EJECUTORIA DEL MIASMA



Este clima de asfixia que impregna los pulmones
de una anhelante angustia de pez recién pescado.
Este hedor adhesivo y errabundo,
que intoxica la vida
y nos hunde en viscosas pesadillas de lodo.
Este miasma corrupto,
que insufla en nuestros poros
apetencias de pulpo,
deseos de vinchuca,
no surge,

ni ha surgido
de estos conglomerados de sucia hemoglobina,
cal viva,
soda cáustica,
hidrógeno,
pis úrico,
que infectan los colchones,
los techos,
las veredas,
con sus almas cariadas,
con sus gestos leprosos.
Este olor homicida
rastrero,
ineludible,
brota de otras raíces,
arranca de otras fuentes.

A través de años muertos,
de atardeceres rancios,
de sepulcros gaseosos,
de cauces subterráneos,
se ha ido aglutinando con los jugos pestíferos,
los detritus hediondos,
las corrosivas vísceras,
las esquirlas podridas que dejaron el crimen,
la idiotez purulenta,
la iniquidad sin sexo,
el gangrenoso engaño;
hasta surgir al aire,
expandirse en el viento
y tornarse corpóreo;
para abrir las ventanas,
penetrar en los cuartos,
tomarnos del cogote,
empujarnos al asco,
mientras grita su inquina,
su aversión,
su desprecio,
por todo lo que allana la acritud de las horas,
por todo lo que alivia la angustia de los días.

5.12.05

De la poesía moderna (Wallace Stevens)

El poema de la mente en el acto de hallar
lo que haga falta. No siempre había tenido
algo que hallar: la escena estaba ya dispuesta; repetía
lo que decía el libreto.
Después cambiaron el teatro
por alguna otra cosa, y su pasado se volvió un souvenir.

Debe ser algo vivo, aprender cómo se habla en el lugar.
Debe pararse frente a los hombres de la época,
y conocer a las mujeres de la época. Debe ocuparse de la guerra
y debe hallar lo que haga falta. Debe
construir un escenario nuevo. Debe subir
a ese escenario, y como un actor insaciable, despacio y
meditadamente, debe decir palabras que, al oído,
al delicado oído de la mente, repitan
exactamente lo que éste quiera oír, a oídas
de lo cual, un público invisible, oiga ya no la obra
sino su propia voz, manifestada
en la emoción como de dos personas, como dos emociones
que se funden en una. El actor es
un metafísico en la oscuridad, que tañe
un instrumento, que rasguea una cuerda que
resuena al ser atravesada por súbitos aciertos,
que contiene a la mente por completo, debajo de la cual no puede rebajarse.
Más allá de la cual no tiene voluntad de alzarse.
Debe
ser el hallazgo de una satisfacción, y puede
hablar de un hombre patinando, de una mujer bailando, de una mujer
peinándose. El poema del acto de la mente.

1.12.05

Uno de Roberto Bolaño

ERNESTO CARDENAL Y YO



Iba caminando, sudado y con el pelo pegado
en la cara
cuando vi a Ernesto Cardenal que venía
en dirección contraria
y a modo de saludo le dije:
Padre, en el Reino de los Cielos
que es el comunismo,
¿tienen sitio los homosexuales?
Sí, dijo él.
¿Y los masturbadores impertinentes?
¿Los esclavos del sexo?
¿Los bromistas del sexo?
¿Los sadomasoquistas, las putas, los fanáticos
de los enemas,
los que ya no pueden más, los que de verdad
ya no pueden más?
Y Cardenal dijo sí.
Y yo levanté la vista
y las nubes parecían
sonrisas de gatos levemente rosadas
y los árboles que pespunteaban la colina
(la colina que hemos de subir)
agitaban las ramas.
Los árboles salvajes, como diciendo
algún día, más temprano que tarde, has de venir
a mis brazos gomosos, a mis brazos sarmentosos,
a mis brazos fríos. Una frialdad vegetal
que te erizará los pelos.

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El sábado 3 de diciembre, a las 17 horas, en la Sala Norah Lange del Centro Cultural Borges, sito en la intersección de las calles Viamonte y San Martín de la Ciudad de Buenos Aires, leeré quince minutos junto a Paula Peyseré y Violeta Kesselman. Si alguien quiere hacer tan insensato esfuerzo...