17.9.07

Catul. 51

Me parece que a un dios es comparable,
y aun supera a los dioses, si eso es lícito,
el que sentado frente a vos te mira
sin cesar y te escucha

sonreír dulcemente. Y yo, por eso,
¡ay de mí!, pierdo el juicio: porque sólo
con verte, Lesbia, apenas puedo hablar
con un hilo de voz,

se me traba la lengua, un fuego suave
me recorre los miembros, los oídos
por su cuenta retumban y la noche,
doble, tapa la luz.

Es malo para vos, Catulo, el ocio:
cifrás todas tus ansias en el ocio:
a reyes del pasado perdió el ocio,
felices, y a ciudades.