22.11.07

Traductor invitado

RICARDO H. HERRERA TRADUCE A EUGENIO MONTALE


Al mediodía pálido y absorto
junto al muro ruinoso de una huerta,
sentir en la maleza las presencias
de mirlos escondidos, de culebras.

Por la tierra o encima de las plantas
curiosear la labor de las hormigas,
ya sea que se dispersen o se apiñen
en la cima de su ínfima gavilla.

Al observar a través del follaje
las lejanas escamas del oleaje,
escuchar la cigarra que se obstina
con su chirrido en la árida colina.

Y al alejarnos bajo el sol que ciega,
sentirnos deslumbrados por la pena
de saber que esta vida y su faena
es como recorrer una muralla
rematada por vidrios de botella.