28.9.09

La tapia del jardín (Denise Levertov)

Ladrillos de la tapia,
tanto más viejos que la casa misma,
extraídos –supongo- de una granja
que tiraron abajo para construir la calle,
angostos ladrillitos de otro siglo.

Hecha con parapetos y paneles,
de todas formas es
una modesta tapia tras las flores:
rosas y malvarrosas,
las vainas color plata del lupín,
el flox de sabor dulce
y la lavanda gris,
que nadie ve;
pero yo descubrí
los colores ocultos de la tapia,
que despertaron cuando rocié con la manguera
su áspera superficie:

un rojo indefinido,
un dorado con vetas,
un malva salpicado
por unas tenues sombras,
surgido del callado y reseco marrón:

arquetipo del mundo
un paso siempre más allá del mundo,
que no puede buscarse, solamente
encontrarse
extraviando la mirada.

24.9.09

El sapo y la pelota dorada (Robert Graves)

Se le cayó en el pozo su pelota dorada
y le pidió a un frío sapo que bajara por ella;
a cambio, le dio un beso en sus horribles labios:
a duras penas él podía creer su suerte.

Y al ver que recobraba su forma principesca,
tras romperse el hechizo que le hiciera una bruja,
supo que nunca más amaría a otro hombre
y que, fuera cual fuere, no temería al destino.

Pero el rey y la reina, sus padres, ¿qué dirían?
La habían prometido a un primo en matrimonio
cuyos vastos dominios al reino eran limítrofes,
y que solía pasearse en un carro enjoyado.

“Nuestra pena, amor mío, parecería a todos
irremediable, excepto a ti y a mí: a aquellos
que nunca, como un sapo, se han lanzado a un oscuro
pozo o han extraviado su pelota dorada”.

“¿Qué debemos hacer?”, le preguntó a su amante.
Él la besó otra vez, y dijo estas palabras:
“¿La magia del amor es menos poderosa
en tu corte que en este pozo verde de moho?”

21.9.09

Epigrama (Sarah Diano)

Nuestro amor, con el paso de los años,
aunque se extingan las especies y otras
hagan su aparición y las reemplacen,
seguirá ahí, como las cucarachas
después de la catástrofe nuclear.

17.9.09

Uno de Claudio Rodríguez

Siempre la claridad viene del cielo;
es un don: no se halla entre las cosas
sino muy por encima, y las ocupa
haciendo de ello vida y labor propias.
Así amanece el día; así la noche
cierra el gran aposento de sus sombras.
Y esto es un don. ¿Quién hace menos creados
cada vez a los seres? ¿Qué alta bóveda
los contiene en su amor? ¡Si ya nos llega
y es pronto aún, ya llega a la redonda
a la manera de los vuelos tuyos
y se cierne, y se aleja y, aún remota,
nada hay tan claro como sus impulsos!

Oh, claridad sedienta de una forma,
de una materia para deslumbrarla
quemándose a sí misma al cumplir su obra.
Como yo, como todo lo que espera.
Si tú la luz te la has llevado toda,
¿cómo voy a esperar nada del alba?

Y, sin embargo -esto es un don-, mi boca
espera, y mi alma espera, y tú me esperas,
ebria persecución, claridad sola
mortal como el abrazo de las hoces,
pero abrazo hasta el fin que nunca afloja.

14.9.09

La llegada del otoño (Denise Levertov)

Cuando cae la tarde, toma el cielo del este
el brillo del oeste:
el oeste, una nítida quietud.

El este va arrojando
redecillas de nubes
para tener cautiva la luz rosa por un instante más:
el monte, en el oeste, se pierde en la negrura.

Y mientras, las hormigas
en su acrópolis
se preparan para pasar la noche.

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La vid entre las rocas
rebosante de uvas

Las sombras de septiembre
se mezclan con las chispas doradas en el pasto

Entre hojas de sauce
relucientes los pajaritos andan

en silencio, en presencia de una nueva estación.

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Con la última luz,
se recortan figuras de personas
oscuras sobre el monte:
una lana de oro
encima de los hombros y sobre las cabezas:
un borrón las define.

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Allá en la vieja huerta, con la fruta caída,
el aire se hace cada vez más frío.
El monte esconde el sol.

Se levanta del pasto y de la tierra
una cierta conciencia del presente;
penetra por los pies, sube

a los genitales, oprime el pecho,
nubla la cabeza: un saber,
un temblor, un deleitarse
con que lo que sucede

esté ocurriendo aquí, igual que
si una víbora pasara, verde
entre medio de las hojas grises.

10.9.09

Traductor invitado

JAIME GIL DE BIEDMA TRADUCE A W. H. AUDEN


AUDEN'S AT LAST THE SECRET IS OUT (EN ROMANCE)


Como siempre ha de ocurrir

ya está sabido el misterio

y maduro, para dicho,

el cuentecillo indiscreto:

en los cafés de la plaza 

las lenguas lo están corriendo.

- Que la cabra tira al monte

y nunca hay humo sin fuego.

Tras el muro en el estanque,
tras el fantasma en el huerto,

tras la señora que baila

y el hombre que bebe obseso,

tras la expresión de fatiga,

la jaqueca y el lamento,

existe siempre otra historia

que no es jamás la que vemos.

Tras la clara voz que ocultan

las tapias del monasterio,

tras los carteles del cine,

tras el olor de los setos, 

tras las partidas de naipe, 

la tos, las manos, el beso,

hay siempre una clave privada,

hay siempre un secreto perverso.

7.9.09

Uno de Román Fraschetti

CANCIÓN DEL CONURBANO BONAERENSE


Temperley, Laferrere, Luis Guillón,
Claypole, Tortuguitas, El Talar,
Banfield, Dock Sud, Carapachay, Pilar,
Wilde, Glew, Gerli, Avellaneda, Don

Orione, Haedo, Villa Concepción,
Longchamps, Villa Caraza, El Palomar,
Citybell, Montegrande, Castelar,
Grand Bourg, Caseros, San Martín, Morón,

Remedios de Escalada, La Tablada,
Villa Adelina, Valentín Alsina,
Tigre, José C. Paz, Villa Celina,

Merlo, Ensenada, Rafael Calzada,
Olivos, Ranelagh, Lanús, La Horqueta,
Don Torcuato, Las Lomas, Ezpeleta.

3.9.09

Felicidad (Raymond Carver)

Es tan temprano que casi no hay luz afuera.
Estoy parado junto a la ventana.
Tengo una taza de café en la mano,
y en la cabeza lo que a aquellas horas
se suele confundir con pensamientos.

Entonces veo al chico con su amigo
que vienen por la calle
para entregar el diario.

Tienen puestas gorritas y pulóveres,
y uno transporta una mochila al hombro.
Tan felices están
que ni abren la boca, estos dos chicos.

Creo que, si pudieran,
se tomarían del brazo.
Es muy temprano de mañana, y ellos
están haciendo este trabajo juntos.

Se acercan lentamente.
El cielo ya comienza a iluminarse,
aunque la luna cuelga pálida sobre el agua.

Tanta belleza que, por un minuto,
la ambición o la muerte, o incluso hasta el amor,
nada tienen que ver con todo esto.

Felicidad. Viene sin que la llamen,
y trasciende cualquier disquisición
matutina al respecto.